Resultados
En todos estos espacios son evidentes los elementos del patrocinio y el diseño cerrado, pero no se siguen de manera tan estricta como lo son en las incubadoras “tradicionales”. En su lugar, han logrado un equilibrio.
Por un lado, a diferencia de las incubadoras, las empresas no están obligadas a entregar un porcentaje de sus participaciones, lo que significa que no hay riesgo para la incubadora, y menos presión para encontrar las startups que serán el siguiente Facebook.
En segundo lugar, al permitir a las startups que se queden sin restricciones temporales, se puede fomentar una comunidad con conexiones, relaciones y redes más fuertes. En particular, desde el punto de vista de una empresa, tener una amplia gama de negocios en todas las fases de crecimiento crea una oportunidad real de tutoría demostrativa.
Algunos de los híbridos-incubadoras aún ofrecen programas con una duración determinada, y los eventos están muy presentes en sus calendarios para aquellas startups que buscan orientación empresarial.
Para los freelancers, hay una disparidad significativa entre las políticas de admisión de los espacios enumerados, pero en general, tienden a ser aceptados más fácilmente si están en el campo en el que la incubadora está enfocada. Sin duda esto tiene un impacto en la comunidad. Los freelancers que no tienen intención de convertirse en futuros directores generales y crecer para ser pequeñas compañías son, por tanto, más adecuados para los espacios de coworking.
Además, el diseño en la incubadora-coworking tiende a ser más cerrado y de estilo oficina, que no es lo mejor para los trabajadores independientes. Para empleados y emprendedores, por otro lado, que prefieren una combinación de espacios de trabajo abiertos y cerrados, las incubadoras-coworking cumplen con todos sus requisitos.
Por otro lado, generalmente son grandes espacios, que no están restringidos por espacios limitados, y como resultado, con mayor volumen de negocio. La marcha repentina de una compañía con seis empleados supondría una diferencia importante en el presupuesto mensual de un espacio de coworking con 40 puestos, y puede resultar difícil llenarlo en poco tiempo.
Este tipo de espacios, en definitiva, sirven a las startups –no a los trabajadores independientes; un factor que explica por qué nunca serán completamente abiertas en términos de admisión y diseño. Pero han adoptado alguno de los valores del coworking, y son menos rígidos que las incubadoras “tradicionales”. Al ser hasta cierto punto abiertos, muchos de estos espacios han permitido que se desarrolle una comunidad. Para una startup que esté buscando un espacio de coworking, o para un freelance que esté buscando la expansión de su negocio, pueden ser el punto medio perfecto, además de llenar un nicho de mercado.
Por último, ya que atienden tan bien a la demografía emprendedora, no superarán a otras instalaciones como los espacios de coworking, que atienden a cientos de millones de freelancers en el mundo. Y Terry Howerton, por tanto, se olvidó de alguna manera de esta cuestión cuando dijo recientemente que “la mayoría de los espacios de coworking no valen para nada, porque tienen demasiados freelancers y crecimiento insuficiente”.
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