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Yardi Kube
Según aparecen más espacios de coworking, más personas se familiarizan con el movimiento, y atraen, a su vez, nuevos usuarios. Pero no siempre es tan sencillo. Mientras el movimiento crece, hay quienes no llegan a participar en un espacio, incluso aunque les gustaría hacerlo. Y hay quienes dejan de ser miembros y vuelven a trabajar en su oficina-casa, a pesar de seguir interesados en el coworking. Analizamos las razones por las que estas personas deciden no ser coworkers en la novena parte de nuestra Encuesta Global sobre Coworking.
By Carsten Foertsch - Viernes, 15 Junio 2012

Unas 80.000 personas en todo el mundo trabajan actualmente en un espacio de coworking. A muchas más les gustaría incorporarse a uno de ellos, pero son incapaces de hacerlo. Y, por otro lado, algunos coworkers dejan sus espacios. La última Encuesta sobre Coworking aporta algunas explicaciones interesantes. Como que a los ex-coworkers les gustaban más sus espacios de coworking de lo que les gustan a sus actuales usuarios, aunque es probable que estas valoraciones estén teñidas por la nostalgia. O que la mayoría nos contara que no abandonan los espacios por estar descontentos con ellos.

Los “Aún No Coworkers”: los precios y la falta de espacios son las principales barreras

Empecemos por la fase pre-coworker. Hemos preguntado a aquellas personas que conocían el cotrabajo y estaban interesados en él, pero que aún no pertenecían a ningún espacio. La mitad de ellos trabajan en oficinas en sus domicilios, mientras que un 25% trabaja en oficinas tradicionales. En general, no hay una sola razón que, por sí misma, explique su no incorporación al coworking.

La mayor barrera es el coste, que casi un tercio de los encuestados no se puede permitir pagar todos los meses. Otro 29% respondió que, sencillamente, no había espacios de coworking en su zona. Ambos grupos se sobreponen en cierto modo, ya que la media de razones por persona es de 1.3.

Una quinta parte de los no-coworkers consideran a sus empleadores la principal barrera. Cuanto más grande es la compañía, más complicada es la incorporación al coworking. Si tomamos en cuenta tanto la profesión como la edad de los no-coworkers y los comparamos con los coworkers actuales, podemos obtener resultados más precisos.

Además de los empleados de medianas y grandes empresas, los jóvenes estudiantes elegirían trabajar en un espacio de coworking, pero no pueden permitirse el pago de las cuotas. Obviamente, tienen ingresos mucho más bajos, y aparte de estudiar, no tienen una actividad con la que ganarse la vida. Sin embargo, pertenecen a un grupo de personas altamente motivados para incorporarse a un espacio de coworking según finalicen sus estudios.

Por eso, ofrecer tarifas especiales para estudiantes podría funcionar como una inversión a futuro para las próximas generaciones de coworkers. Las tarifas elevadas también suponen un obstáculo, especialmente para los freelancers y profesionales independientes. Sin embargo, si un espacio de coworking está orientado especialmente a sus profesiones, son más propensos a instalarse en él que los estudiantes o los empleados por cuenta ajena.

Otra barrera potencial sigue siendo la comprensión del estilo de trabajo, a pesar del conocimiento del mismo. Aunque teniendo en cuenta la cobertura superficial con la que los grandes medios informan sobre el coworking, con reportajes que se parecen más a un día en el zoo o conviviendo con formas de vida extraterrestre, esperábamos muchas más lagunas de conocimiento.

Hay bastantes más razones adicionales que explican por qué estas personas no se incorporan a un espacio de coworking. A algunos les molesta la idea de transportar equipos pesados a diario. Otros dicen que no son capaces de trabajar de manera eficaz con un portátil. Y otros tienen demasiadas reuniones con colegas o clientes en otros lugares.

Los Ex-Coworkers: el cambio de lugar de residencia o de trabajo son las razones más habituales

La mayor parte de los ex-coworkers son estudiantes o empleados de grandes compañías. Un porcentaje de ellos son emprendedores de pequeñas empresas que emplean equipos de trabajo; y al menos uno de cada diez coworkers deja el espacio debido a la expansión de su negocio, que hace que el espacio de coworking se quede pequeño. En estos casos, los espacios de coworking podrían contrarrestar este éxodo ampliando sus áreas de trabajo.

Dicho esto, hay que considerar que los espacios de coworking se enfrentan con un importante desafío cuando las compañías que trabajan en él crecen más allá de cuatro empleados.

Por ejemplo, las empresas grandes que trabajen de manera continua en un determinado espacio, pueden afectar tanto a la estructura como a las relaciones que se establezcan dentro de los mismos. Dado que el número medio de puestos en los espacios de coworking es de 43, una salida repentina de una de estas grandes compañías, de, digamos, 10 miembros, significaría una reducción automática de un cuarto de los ingresos mensuales del espacio.

Los espacios de coworking no pueden apenas influir en las dos razones principales de abandono: el 29% de los ex-coworkers vivieron cerca del espacio durante poco tiempo, y el 23% de ellos empezaron un trabajo que requirió el cambio de emplazamiento.

La falta de privacidad (13%), un entorno ruidoso (6%) o la sensación de estar obligado a pertenecer a una comunidad (8%), fueron en comparación raramente citados. Algunos coworkers incluso dejaron el espacio por la ausencia de una comunidad en él. Otros motivos citados son los horarios de apertura restringidos, o comenzar nuevos proyectos que no son adecuados para llevar a cabo en un espacio de coworking. Una temporada sin nuevos proyectos o el desempleo también explican algunos de estos abandonos.

El tiempo de permanencia media en el último espacio es de unos ocho meses. Uno de cada seis se queda menos de un mes, aunque son un caso muy particular: estos coworkers “de paso” utilizaron el espacio una media de cuatro días. La mitad de ellos, sólo lo utilizaron durante uno o dos días. Los ex-coworkers vuelven a sus espacios en cuanto se presenta la oportunidad. Son el grupo que han trabajado en más espacios diferentes, con una media de 2.2; mientras que la media de los coworkers actuales es de 1.5 espacios.

La edad media de los ex-coworkers difiere poco de la de los miembros activos (34 años). Sin embargo, hay algunas diferencias cuando comparamos entre grupos de edad. Aquellos que se encuentran entre 25 y 34 años dejan sus espacios con mayor frecuencia que el resto.

Puede deberse a que a esta edad, están todavía estableciéndose en la profesión que han elegido, o por el contrario, no está aún fijada. Los hombres tienden a unirse de manera permanente a un espacio de coworking con menor frecuencia. Juegue el género un papel o no, lo cierto es que en la lista de ex-coworkers los hombres son mayoría.

Los ex-coworkers (igual que los no-coworkers), ganan en promedio bastante menos que los coworkers activos en un espacio. Una vez que dejan un espacio, suelen regresar a los lugares donde trabajaban antes de unirse. Las oficinas en casa y las tradicionales son, de nuevo, las más elegidas. Los no-coworkers, por otro lado, eligen más a menudo otros lugares de trabajo (como bibliotecas).

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La 2ª Encuesta Mundial sobre Coworking:

1) El nacimiento de los espacios de coworking

2) ¿Son rentables los espacios de coworking?

3) La interacción dentro de los espacios de coworking y entre sí

4) Coworking: previsiones para 2012

5) Los miembros de los espacios de coworking

6) ¿Qué es lo que buscan los miembros de un coworking?

7) La evolución de los espacios de coworking

8) ¿En qué consiste el coworking entre freelancers, empleados y emprendedores? 

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Más artículos en breve.

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