Yardi Kube: A single connected platform for flexible workspace management
Yardi Kube

Tel Aviv es conocida como uno de los “puntos calientes” de startups mundiales. La ciudad no solo ofrece un clima caluroso, también hay un rápido incremento en el ámbito tecnológico en la zona metropolitana más animada de Israel. Facebook acaba de comprar hace unos días uno de sus bebés, Face.com.

TechLoft abrió sus puertas el pasado septiembre en este entorno. El centro del principal espacio de trabajo abierto es una sala de reuniones informal, llamada “Acuario”. TeachLoft se parece sorprendentemente a un espacio de coworking, con startups y freelancers trabajando codo con codo en amplias mesas comunes. Sus miembros también pueden coger sus cosas e instalarse en la espaciosa terraza del tejado o en uno de sus balcones. La terraza también ofrece un amplio espacio verde para los eventos en el exterior por la noche.

La configuración parece funcionar bien para todo el mundo, habiendo doblado su tamaño tras solo cuatro meses de actividad. Uno de los conceptos esenciales de TeachLoft es centralizar muchos de los servicios que las startups necesitan –desde asesoramiento legal a servicios bancarios- en una cómoda localización. Sus miembros no necesitan patearse esta ciudad sin metro, ya que los servicios vienen a ellos. Acogen eventos, como los TeachTuesdays, que está abiertos a todo el mundo.

TeachLoft está centrado en instruir a startups, pero los freelancers que acaben de empezar su actividad también son bienvenidos. Los miembros pueden serlo de manera indefinida, así que los residentes son libres para anidar el tiempo que deseen. Está en fase de planificación tener un organismo de financiación propio-incubadora.

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i/o LA, es una incubadora relativamente nueva en Hollywood, que se inauguró en abril. Colaboran con WeWork, empresa que proporciona espacios de trabajo privados muy luminosos para pequeñas compañías, startups y freelancers. Además, i/o LA ofrece un atractivo espacio de trabajo abierto-salón decorado con típicas vidrieras de los 80. Combinan un programa incubadora con elementos de coworking. 

El programa de incubación está centrado en pequeñas compañías tecnológicas, mediáticas y de entretenimiento; y su espacio de coworking atrae a freelancers de estos mismos campos. Trabajar en la cafetería está abierto a todo el mundo, y se paga con el café o los aperitivos.

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TechNexus fue votada recientemente como una de las mejores diez incubadoras de  EEUU; un logro impresionante, especialmente teniendo en cuenta que no se consideran a sí mismos como una incubadora per se. En su lugar, prefieren “centro de colaboración”, y se refieren a sus instalaciones como una enorme “casa-club”. Esto se debe a que, al contrario de las incubadoras, las compañías residentes no tienen un contrato de tiempo limitado, y los freelancers y las grandes empresas también acuden y usan el espacio.

Esta apertura a todas las formas de negocio permite a TechNexus actuar como puente entre pequeñas empresas y grandes corporaciones, que a menudo trabajan en el espacio y acogen eventos.

Las grandes compañías tampoco se sienten demasiado fuera de lugar en el espacio, ya que TechNexus tiene una estética oficina, con numerosas oficinas privadas de diferentes tamaños y un área en forma de cubículo para aquellos que no necesitan puerta.

Como una casa-club (y una incubadora), no todo el mundo puede disfrutar de los amplios privilegios de ser miembro, ya que la apertura de la que el espacio se siente tan orgulloso es así solo hasta cierto punto. Las empresas y los freelancers son admitidos en función de sus proyectos y experiencia. Además, los freelancers que son aceptados en el club se consideran a si mismos pequeños negocios y tienen expectativas de crecimiento.

Al ser preguntado si el patrocinio distorsiona el potencial de verdaderos encuentros casuales y de la colaboración orgánica (la verdadera serendipia es, después de todo, aleatoria e inesperada por definición), Terry Howerton, cofundador, insiste en que la serendipia debería en realidad ser creada.

“De hecho, lo que estamos haciendo está en torno a la serendipia planeada. Se trata de asegurar que existe valor añadido en cada miembro de la comunidad, por lo que reclutamos la mezcla correcta de gente”, dice Howerton, que dio el ejemplo de la facilidad de admisión de un desarrollador o un programador, ya que existen buenas oportunidades para ellos de trabajar con los numerosos negocios de software, IT e Internet que necesitan desesperadamente estas habilidades.

Más aún, si una compañía deja de aportar valor añadido al espacio o si es los gestores del espacio sienten que TechNexus ya no beneficia a la empresa, pueden pedirles que se vayan.

Este sistema parece funcionar bien a este espacio de 7 plantas, cuyas startups residentes han acumulado 180$ en capital desde que la “incubadora” se inauguró

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